Lucas 2, 41-52:
Domingo, 19 de diciembre 2021 (4º T A C)
Qué escena más bonita nos relata el Evangelio de este cuarto domingo de Adviento: la visita de María a su prima Isabel. Ambas embarazadas, y ambas rebosantes de alegría porque sienten al Hijo de Dios muy cerca. Han puesto su confianza en la palabra que Dios les ha transmitido por el ángel, y se sienten privilegiadas. Esto las transforma, pues se saben llenas del Espíritu Santo. Se ponen en las manos de Dios, le dan gracias por las maravillas que hace con ellas. Lo celebran en familia.
También nosotros nos estamos preparando la llegada del Salvador. Esta misma semana celebraremos su nacimiento. Hemos de prepararnos para que no sea un Adviento más. Y esperamos que las circunstancias del momento no nos impidan celebrarlo en familia y dar gracias a Dios por su presencia entre nosotros.
Que en la preparación y celebración de este encuentro no se nos olvide, entre tanto ajetreo, que hay una Persona muy especial que se hará presente si entre todos los demás hay armonía, paz, amor. Ha de ser un tiempo de alegría y esperanza; de confianza en las promesas de Dios. El Salvador está cerca: este ha de ser el motivo de nuestra alegría.
A las puertas de la Navidad, María, la joven Madre, nos da las claves de una espera fecunda. Escucha al enviado por Dios, acoge su palabra, acepta el mensaje, Dios se encarna en ella y lo lleva a los demás, a su prima Isabel.
Que al preparar la Navidad no olvidemos lo fundamental: que nuestro corazón esté dispuesto para acoger, aceptar, amar al Niño-Dios que se hace presente en nuestras vidas y llevarlo a los que están cerca de nosotros.
Juan Ramón Gómez Pascual, cmf