Juan 1, 1-5. 9-14 (ES) | Mateo 2, 1-12 (PT)
Domingo, 2 de enero de 2022 (2º T N C).
Continuamos en tiempo de Navidad, y hemos celebrado acontecimientos importantes: Navidad, Sagrada Familia, Primero de enero día de Santa María Madre de Dios. Con seguridad han sido días de buenos propósitos, de acercamiento a los seres queridos, en la medida de lo posible, de celebraciones y alegrías. En este ambiente, aún navideño, la Palabra de Dios de este domingo nos invita a una reflexión sobre lo que estamos viviendo. La primera lectura, tomada del libro del Eclesiástico, hace un elogio de la Sabiduría: la Sabiduría de Dios ha bajado de las alturas y ha acampado en medio de su pueblo: “arraigué en un pueblo glorioso, en la porción del Señor”. Palabras muy semejantes a las que nos dice el evangelista San Juan en el prólogo de su evangelio: “la Palabra estaba junto a Dios, la Palabra era Dios, y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. Dios Padre nos envía su Palabra, su Hijo, que toma cuerpo como el nuestro en Jesús de Nazaret. Es el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. Es la realización del plan salvador de Dios para nosotros.
También nos recuerda el evangelio que “vino a los suyos, pero ellos no lo recibieron”. Hay quienes no aceptan que en esa humilde familia de Nazaret se está haciendo realidad la Sabiduría de Dios. “Pero a los que la recibieron les da poder para llegar a ser hijos de Dios”.
¿Cómo he vivido estos días? ¿Qué efecto ha producido en mí el nacimiento del Salvador?¿Soy consciente de que sigue naciendo en mi ambiente y haciéndose presente en mi vida?
Que, como San Pablo, en la segunda lectura, demos gracias a Dios por habernos elegido para ser sus hijos, y pidámosle que nos conceda conocer mejor la gracia recibida.
Juan Ramón Gómez Pascual, cmf