20 de diciembre de 2020. (4º T A B)
Lucas 1, 26-38:
Sin duda este año la Navidad va a ser algo diferente. Las circunstancias de la pandemia nos imponen algunas restricciones. Pero, a pesar de todo, intentamos que sean lo más familiares posibles.
Como en cualquier familia, al echar mano en estos días para preparar las fiestas que se acercan, he visto, como en años anteriores, el trajín que se produce en todos los centros comerciales. Da la impresión de que las aglomeraciones no nos afectan demasiado. Adornos, regalos, manjares… Y es que nos gusta que todo esté al detalle, que no falte nada. Parece que el éxito y la felicidad de estas fiestas depende de esta preparación. El encuentro en familia ha de ser el mejor del año, a pesar de las limitaciones y aunque no puedan estar todos aquellos con los que desearíamos celebrar.
Y me gustaría que, entre tanto ajetreo, no se nos olvidara que en este encuentro de familia hay una persona muy especial, que estará presente si entre los demás hay armonía, paz, amor.
Cuando estamos a las puertas de la Navidad, María, la joven Madre, nos da las claves de esa espera fecunda: No temas…, concebirás en tu vientre…, darás a luz un hijo… Escucha al enviado por Dios, acoge su palabra, acepta el mensaje. Hágase en mí según tu palabra. Y Dios se hace hombre en ella.
Que en nuestra preparación de la Navidad no olvidemos lo fundamental: que nuestro corazón esté dispuesto para aceptar, acoger y amar al que se hace presente en nuestra vida.
¡Feliz Navidad a todos!
Juan Ramón Gómez, cmf