Marcos 9, 2-10:
Domingo 28 de febrero 2021 (2º T C B)
La palabra de Dios de este domingo es una llamada a poner toda nuestra confianza en Dios nuestro Padre: el sacrificio de Isaac, la transfiguración del Señor ante los apóstoles y la fe de Pablo.
Siempre que leo el pasaje del sacrificio de Isaac me impresiona la actitud de su padre Abraham. Confió en Dios y dejó su tierra para ir a lo desconocido. Esperó en la promesa de que sería padre, y hasta muy avanzada edad no se cumplieron sus sueños. Y ahora Dios le pide que le ofrezca en sacrificio a su hijo Isaac, en quien se realizaría la promesa, y no duda en hacerlo.
¿Qué sentiría en su corazón? ¿Abandono, olvido por parte de Dios? En medio de la terrible prueba, sus palabras: «Dios proveerá». Y Dios vuelve a salir a su encuentro. Por su fidelidad, se cumple la promesa de Dios y será padre de multitudes. De él nacerá el pueblo de Israel. Es el padre de todos los creyentes.
Y nosotros parece que no terminamos de fiarnos de Dios. Siempre necesitamos sentir «las espaldas cubiertas». Siempre deseamos una señal, queremos una garantía. ¡Este es mi Hijo, escuchadle! Nos dice la voz del Padre. Y aunque nos haya dado esa señal en la resurrección de Jesús, seguimos sin fiarnos. No acabamos de entender.
Los apóstoles tampoco, a pesar de que se transfiguró ante ellos y les mostró la gloria.
Las dificultades de cada día no han de empañar la visión de lo que Dios nos tiene prometido. Nuestra fe y confianza en la palabra de Dios ha de reforzarse con las señales que Dios nos da cada día, pero que debemos descubrir.
Juan Ramón Gómez Pascual, cmf