SABADO 9 DE NOVIEMBRE
Juan 2, 13-22:
“No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”.
Los contemporáneos de Jesús habían convertido en un lugar de comercio lo que estaba destinado a ser lugar de encuentro con Dios.
Jesús no soporta esta mentira y aprovecha la ocasión para enseñarnos cuál es el verdadero templo de Dios.
Y nos dice claramente que el verdadero templo de Dios es el corazón de cada ser humano.
¡Y cuántos vendedores del ser humano encontramos en nuestros días!:
* Traficamos con la persona humana ya desde el seno materno y no la dejamos nacer. * Traficamos con los niños explotándolos de mil maneras.
* Traficamos con la mujer y con el hombre privándoles de lo más elemental e incluso de su dignidad de personas.
¿Qué diría y cómo actuaría Jesús ante todo esto?.
Tú eres hoy la boca y las manos de Jesús.
Grita fuerte el grito de Jesús: “¡No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre!”.
Y también actúa en consecuencia.
Buenos días.
Antonio María Sanjuán Marín, cmf