VIERNES 20 DE DICIEMBRE
Lucas 1, 26-38:
«María contestó: aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra».
Repetimos en este día del Adviento la misma oración agradecida que hacíamos en el pasado día de la Inmaculada:
Padre bueno, todo nos invita al agradecimiento por cuanto has hecho en María y quieres hacer en nosotros movido por tu infinito amor.
Te damos gracias porque podemos dirigirnos a María como madre y como modelo de fe.
Como persona capaz de acoger tu palabra y siempre dispuesta a vivirla con todo su Corazón.
Gracias porque María trajo a Jesús al mundo y nos lo ha dado a conocer, nos ha invitado a obedecerle y ella ha sido la primera discípula.
Que como ella sepamos estar atentos a acoger en todo momento tus proyectos.
Que no temamos adherirnos a ellos de corazón ni digamos que hoy es imposible seguir el Evangelio de Jesús como lo hizo María.
Ayúdanos, sobre todo, a no ver como normal ni a pactar jamás con el mal y el pecado que encontramos en el mundo y dentro de nosotros.
Que no pactemos con el egoísmo y la violencia.
Que no nos quedemos indiferentes cuando se violan derechos humanos y se esclavizan a personas.
Que no nos quedemos indiferentes cuando se nos invita a vivir sin fe.
Líbranos de decir «esto ha ocurrido siempre» y que «es imposible mejorar el mundo».
Que tengamos el coraje de creer y de poner en práctica nuestra fe.
Que como María Inmaculada hayamos preparado el camino para recibir con mayor plenitud la gracia que nos trae Jesús.
Buenos días.
Antonio María Sanjuán Marín, cmf