MIÉRCOLES 6 DE NOVIEMBRE
Lucas 14, 25-33:
“Quién no carga con su cruz y viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío”.
Siempre que optamos por alguna profesión o estilo de vida debemos asumir las consecuencias de lo que ello implica y, sobre todo, la madurez para ser responsable y vivir desde esas condiciones que me hacen optar.
Seguir a Jesús implica como Él mismo nos dice:
– Poner a Jesús en primer lugar dejando a un lado mi egoísmo y beneficio personal.
– Cargar con la propia cruz yendo detrás de Jesús. Esto equivale a conocer mis limitaciones, mis sufrimientos, mis pecados…
– Seguirlo: equivale a asumir su causa y las consecuencias que de ello se derivan. Hay que escucharlo, hay que vivir lo que nos pide y hay que ser constante en el seguimiento del día a día.
Las condiciones de ser discípulo de Jesús son muy exigentes. Lo que vale cuesta.
Pero también lo que cuesta, al conseguirlo, te da una inmensa alegría.
Es como el tesoro escondido en el campo que lo descubre un hombre y, lleno de alegría, vende todas sus posesiones para comprar aquel campo.
Plantéate tu vida como discípulo o discípula de Jesús y vende lo que te estorbe para seguirle.
Nunca pienses en pérdidas sino en ganancias. Con Jesús siempre se gana.
Buenos días.
Antonio María Sanjuán Marín, cmf