Mateo 12, 1-8:
«Si comprendierais lo que significa «quiero misericordia y no sacrificio», no condenaríais a los que no tienen culpa».
Un grupo de fariseos se escandaliza de que Jesús y sus discípulos arranquen espigas en sábado, las desgranen en sus manos y se coman el grano.
Sus ojos están solamente abiertos a la norma y a la regla. Están incapacitados para ver más allá.
No saben ver que aquellas personas que arrancan espigas y se comen el grano lo hacen porque tienen hambre.
Intenta siempre mirar con los ojos de Dios, que son ojos de misericordia y saben mirar más allá de las apariencias.
Son los ojos que mueven el corazón a compadecerse de los trabajos y las miserias ajenas.
Son los ojos que mueven a las manos a poner en práctica el amor y la sanación para los demás.
Mira hoy con los ojos de Dios y deja que ellos pongan siempre en movimiento tu corazón y tus manos.
Buenos días.
Antonio Sanjuán Marín, cmf