24 de Noviembre de 2019. 34º Domingo del Tiempo Ordinario. Cristo Rey.
En la Anunciación del ángel a María, éste le anunció que su Hijo “será grande; el Señor Dios le dará el trono de David su padre; reinará en la casa de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin”. Pero cuando tras la multiplicación de los panes y los peces las multitudes quieren proclamarlo rey, él se quitó de en medio. Al entrar en Jerusalén unos le gritaban “hosanna al hijo de David” y poco después “crucifícalo”. Las multitudes lo aclaman y los dirigentes del pueblo quieren terminar con él. En la cruz, uno de los ladrones le insulta y el otro lo invoca como rey. “Salvó a muchos y no puede salvarse a sí mismo”. De principio a fin de su vida será la bandera discutida que profetizó el anciano Simeón. Pero ante Pilato Jesús afirmó: “mi reino no es de este mundo”. Los que aceptan su vida y su persona, como el llamado buen ladrón, encuentran la salvación. “Cuando estés en tu reino, acuérdate de mí” “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. En el reino de Jesús los criterios de poder, tener, gozar, ser los primeros, han de cambiarse por los de servir, amar, perdonar, salvar, buscar la paz. Solo así vendrá a nosotros su reino.
Juan Ramón Gómez Pascual, cmf