Mateo 11, 25-30:
«Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Nuestra mirada se dirige hoy a Teresa de Jesús.
Esa gran mujer que supo compaginar una gran contemplación con su preocupación por la reforma del Carmelo, con sus viajes en la fundación de nuevos monasterios así como con sus dotes de escritora.
Todas las facetas de su vida estaban unidas por su ardiente amor a Jesús.
Como, según ella misma dijo, «humildad es andar en verdad», el Padre le descubrió lo que «esconde a sabios y entendidos y se lo revela a los pequeños».
En sus cansancios y trabajos siempre acudió al Señor y, descansando en Él, podía decir:
«Nada te turbe.
Nada te espante.
Dios no se muda.
Todo se pasa.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene nada le falta.
Solo Dios basta».
Y porque también descubrió a Jesús cercano y amigo, pudo dejarnos escrita una de las mejores definiciones de la oración: «tratar de amistad con quien sabemos que nos ama».
Encomiéndate hoy y encomienda tu vida de oración a Santa Teresa de Jesús. Felicidades a todas aquellas que lleváis el nombre de esta gran Santa carmelita.
Antonio María Sanjuán Marín, cmf